El Séptimo Congreso – Campamento Nacional de Juventud Caribe, nos pronunciamos como lo que somos: juventud rebelde, consciente, democrática y patriótica de la República Dominicana, heredera de las luchas históricas de nuestro pueblo y decidida a conquistar un futuro con justicia y dignidad.
Durante tres días hemos debatido, aprendido, creado y soñado juntos. Pero, sobre todo, hemos asumido un compromiso irrenunciable: defender y conquistar los derechos de las juventudes y del pueblo dominicano frente a cualquier poder que intente vulnerarlos.
Denunciamos que vivimos bajo un sistema que nos condena al desempleo, a la precariedad, a la migración forzada, al abandono de la educación y la salud pública, a la violencia en nuestros barrios, a la corrupción que carcome las instituciones y a un modelo económico que nos empobrece y entrega nuestras riquezas a intereses privados y extranjeros.
Ese mismo sistema, en alianza con sectores conservadores y antidemocráticos, ha aprobado y promulgado un Código Penal regresivo, que desconoce derechos fundamentales, retrocede en conquistas históricas y legisla contra la vida, la dignidad y las libertades de las mujeres, las juventudes y los sectores populares.
Desde Juventud Caribe lo rechazamos y lo combatiremos en las calles, en las aulas y en todos los espacios de organización social y política.
Este Congreso proclama que la defensa de los derechos no es un acto aislado, es la base para transformar el país.
Hablamos de derechos humanos, laborales, sociales, culturales, ambientales, políticos y económicos.
Hablamos del derecho a la educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles.
Del derecho a un trabajo digno, y a un salario justo. A la vivienda, a la salud, a un ambiente sano.
A la participación política y a la libertad de expresión.
Hablamos de igualdad real, sin importar género, color de piel, nacionalidad, orientación sexual o condición social.
Nuestra lucha también reconoce que las injusticias que vivimos aquí están conectadas con un sistema global de saqueo y dominación que impone guerras, bloqueos, privatizaciones y modelos de desigualdad.
Ese orden mundial que promueve el fascismo, el racismo y el odio como herramientas para mantener privilegios.
Nuestra lucha es diversa, pero indivisible. El racismo, la xenofobia, la opresión de clase y la marginalidad y la discriminación social, son herramientas para dividirnos.
Nuestra respuesta es unidad, organización y solidaridad.
Las juventudes que nos levantamos, hoy lo hacemos por todos los pueblos que luchan por su libertad.
Por eso, reafirmamos nuestra solidaridad inquebrantable con el pueblo haitiano en su derecho a vivir con dignidad, libre de intervenciones extranjeras y del racismo institucional.
Estamos con el pueblo palestino en su heroica lucha por la autodeterminación y el fin del genocidio a que está siendo sometido por el Sionismo israelí, especialmente en la franja de Gaza.
Nos pronunciamos contra la OTAN y la guerra, y reivindicamos la paz inmediata en Rusia y Ucrania, y en todos los países y pueblos afectados por conflictos bélicos.
Denunciamos el papel agresivo y belicista del imperialismo norteamericano liderado hoy por Donald Trump.
Rechazamos el bloqueo contra Cuba y el involucramiento injusto que hace el imperialismo yanqui de incluirla entre los países patrocinadores del terrorismo.
Defendemos el derecho a la autodeterminación de los pueblos de Venezuela, Nicaragua, y todos los agredidos o amenazados por el imperialismo.
Reivindicamos la cultura, el arte y la creación popular, como armas de resistencia y liberación; capaces de unir conciencias, preservar nuestra identidad y movilizar voluntades.
Cada mural, canción, poema, obra de teatro o festival comunitario, es también una trinchera por los derechos y la soberanía.
Frente a la entrega de nuestros recursos naturales, proclamamos nuestro rechazo firme a la explotación minera en Loma Miranda y a la construcción de la presa de cola en Cotuí.
Defender el agua, la tierra y el medio ambiente, es defender el derecho a la vida y a un país soberano.
Nos comprometemos a seguir construyendo Juventud Caribe, como un movimiento juvenil amplio, democrático, combativo y patriótico, que sea escuela de formación política, espacio de unidad en la diversidad, y herramienta de lucha para conquistar un país donde los derechos no sean promesas vacías, sino realidades para todos y todas.
Desde este momento, el mandato de este Congreso es claro:
Organizar a la juventud en cada barrio, escuela, universidad, sindicato y comunidad.
- Levantar una voz unida frente a cualquier gobierno o poder que atente contra los derechos.
- Movilizar para derogar o transformar el Código Penal impuesto y
- Convertir la solidaridad y la unidad en fuerzas invencibles para la transformación del país.
- Mantener la bandera de la soberanía nacional en alto frente a toda forma de saqueo y dependencia.
Este no es el cierre de un evento: es el punto de partida de una nueva etapa de lucha, más amplia, más decidida y más firme que nunca.
Que lo escuche el país: ¡Juventud Caribe se mueve por sus derechos y por el país!
¡Arriba las juventudes organizadas y en lucha!
¡No al Código Penal regresivo!
¡Palestina vencerá!
¡Solidaridad con Haití!
¡Loma Miranda y Cotuí se defienden! Loma Miranda, La Vega;
17 de agosto, 2025.