Por Manuel Salazar
"Músculo es lo que comúnmente
se denomina carne".
El pueblo llano le dice masa a la carne.
De eso se trata, de echar carne.
Sin fuerza de masas, la táctica política se reduce a voluntarismo, a enunciados de deseos.
Esto refleja una comprensión dialéctico- materialista de la lucha política, donde la correlación de fuerzas determina el éxito o fracaso de una propuesta política.
Sin movilización popular, las demandas políticas carecen de peso real frente al poder establecido, los gobiernos, el congreso y el gran empresariado, entre otros.
En su libro El Capital del siglo XXI, Tomas Piketty presenta una serie de datos de décadas bastante amplia que relaciona niveles de desigualdad económica con organización y luchas de los trabajadores; y muestra que los niveles de esta son menores cuanto más grandes son los niveles de reclamos organizados por las masas.
Hay menos desigualdad cuanto más hay organización y lucha de los sectores populares.
La burguesía ha debido ceder a protestas de aumentos salariales, y de otros beneficios planteados por la clase trabajadora, cuando esta más ha organizado y movilizado su fuerza.
En mi generación de activistas estudiantiles en la UASD, solíamos asumir la divisa de "todo el poder para las masas; lucha organizada es victoria asegurada"; y casi siempre logramos las demandas planteadas.
La fuerza organizada obliga a los actores en el poder a ceder.
Debemos entenderlo de una vez y por todas.
Necesitamos construir bases de apoyo popular, estables y crecientes. Para la lucha social reivindicativa y para la política por el poder, que en este momento histórico del país, es principalmente electoral.
Las bases sociales de apoyo se construyen en procesos de lucha por reivindicaciones políticas y sociales que afectan de manera estrecha a las masas trabajadoras y populares en general, en los que también hay un componente de educación política.
En esas luchas debemos construir nuestras bases sociales, y nuestros votantes.
Nunca será mucho repetir que la táctica electoral sin fuerza de masas, es retórica; a veces ruidosa, pero retórica.
Suele ocurrir que el ruido retórico es inversamente proporcional a la disponibilidad de fuerza real de masas. Mientras más ruido, menos fuerza.
Vamos a las masas populares. Con paciencia. Como tribunos populares y políticos.