Por Virtudes Álvarez
¿Cuánto gasta una trabajadora/or en pasaje y alimentación durante una jornada laboral?
El mundo del trabajo ha colapsado en ciudades como las dominicanas y otras similares bajo el yugo del modelo neoliberal: es decir, al servicio del mercado y la mercancía, en todas expresiones.
En las ciudades del caos, cada jornada laboral es un verdadero viacrucis para trabajadora o trabajador. Desde el momento de despertarse cuando el sol aún no ha salido, e inicia la preparación de su equipaje para abandonar el hogar, hasta llegar a su lugar de trabajo. En ese tramo del tiempo pasan, una, dos y hasta más horas, ya sea por la distancia a recorrer o por la crisis del tráfico y la calidad del servicio de transporte de pasajeros.
Vendedora de flores
Veamos el caso de Veamos, Melania (nombre ficticio), que vive en Sabana Perdida, Punta, de Villa Mella, San Isidro… y trabaja en el Centro de los Héroes:
Iniciando su día tiene que exponerse a problemas de seguridad como el que implica una caminata y/o un transporte público a las 5:00 o las 6:00 de la mañana; en muchos casos moviéndose entre un motoconcho y un carrito (o ambos), aún no ha llegado a abordar el transporte final y ya ha pagado por lo menos $85.00. Cuando llega hasta la parada de la guagua o el Metro, donde pagará de nuevo, entre 20 y 35 pesos (depende si el Metro o una guagua.
Aún no llega a su trabajo y ya gastó $125.00. solo en pasajes. Cuando termine esa ruta le espera una caminata hasta el lugar donde labora; todavía no ha tomado el tradicional café, tampoco ha desayunado.
Y ella, como cualquier otra mujer trabajadora, esa es la realidad narrada, pero es peor, porque seguro que antes de salir de su casa, asumimos que preparó desayuno, “adelantó la comida”, llenó un tanque de agua, o varias cubetas y galones; puso la lavadora, recogió “regueros” …y otros trabajos de los invisibles, que nadie paga y que muy pocos valoran.
¡Y luego dicen que el horario laboral son 8 horas!
De regreso a casa, esa trabajadora o trabajador debe enfrentarse, otra vez, al caos en el transporte de pasajeros… y debe pagar nuevos pasajes, que, en total, son $250. pesos diarios. Si es empleada pública serán $1,250.00 cada semana. En el sector privado trabajará hasta el sábado y serán $1,500.
Esos hechos, un día y otro, y al siguiente también, acumulan factores de riesgos para su salud y se acelera el colapso de su vida, y como la de ella, la de millones de trabajadoras y trabajadores, “que terminan muriendo antes del día que le tocaba”.
Descansos y almuerzos.
Son dos factores que su presencia o ausencia en la jornada laboral, hacen parte de la calidad de la misma. El pago del almuerzo, salvo casos excepcionales públicos y privados, va por cuenta del bajo salario que devenga la trabajadora y el trabajador: o lo lleva de su casa, o espera el regreso 10 horas después para “picar algo”.
¿Cuánto le cuesta cada día un café, dos guineos maduros para desayunar, el almuerzo y dos botellitas de agua?
Veamos: el plato del día, $200.; un café $15.00; dos guineos maduros $15.00, y dos botellitas de agua, $40.00. Total: $270.00, multiplicado por 5, es igual a $1,350.00 semanales. Agregue los $1,500. de pasajes y le da $2,850. Ahora, métale lápiz y multiplicarlo por las cuatro semanas del mes, total de gastos solo para ir a trabajar y regresar a la casa: $11,400. Les quedan $3,600.00 para subsistir, eso "con mucha suerte", si su salario mínimo es de $15,000.
Y es obligada la pregunta: ¿De qué democracia, crecimiento económico y desarrollo habla el liderazgo político dominante? ¿Para qué sirven esas huecas palabras a una trabajadora o trabajador?
Los $3,600. mensuales que le quedan no alcanzan para el champú del perro de los patronos privados, y funcionarios públicos.
Y como sabemos, esos hombres y mujeres con salarios de miseria, producen las riquezas que son parte del crecimiento económico del que alardean los gobiernos y el empresariado. Trabajan en esas condiciones, aun en detrimento de su salud física y mental- para garantizar una estabilidad social al régimen, que no les permite subsistir, y peor, ni siquiera morir con dignidad.
Urge la promoción y constitución de organizaciones clasistas de trabajadoras y trabajadores para la movilización popular y la educación, que hagan valer los derechos conquistados y recuperen los negados. Incluyendo el derecho a la ciudad.
No hay que esperar que los patronos públicos y privados jueguen ese papel, porque va contra su lógica de dominación.
O nos organizamos y luchamos en unidad por nuestros derechos, o nos matarán a pellizcos y por separado.