Por Julio Disla
Este 20 de junio se cumplen 45 años desde la fundación del Partido Comunista del Trabajo (PCT), una organización que nació no solo como una alternativa política, sino como una ruptura radical con la vieja forma de hacer política desde la izquierda tradicional. Bajo la consigna “Por una nueva sociedad, un nuevo partido”, sus fundadores se propusieron algo más que crear una estructura política progresista: quisieron forjar un instrumento político capaz de acompañar, encarnar y transformar las luchas de los trabajadores.
Una fundación que fue ruptura
El 20 de junio de 1980, en un contexto marcado por las agudizaciones de las contradicciones, la crisis del modelo desarrollista y el agotamiento de las formas tradicionales de izquierda, un grupo de cuadros, militantes e intelectuales visionarios decidió dar un paso decisivo. Entre ellos se encontraban Rafael Chaljub Mejía, Efraín Sánchez Soriano, Juan Núñez, Blas Vargas, entre otros. Su proyecto no fue una continuación de lo existente, sino una negación dialéctica de la vieja concepción de partido progresista y de izquierda que, aunque renunciaba a todas las fallas y debilidades del viejo partido, preservaba y proyectaba desde posiciones científicas todas las contribuciones que, con su larga historia de abnegación y esfuerzos, de avances y tropiezos, de combatividad y heroísmo, aportó el viejo Movimiento Popular Dominicano (MPD) al proceso revolucionario del país.
Coherencia y resistencia
Durante estos 45 años, el partido ha atravesado momentos de adversidad y también de crecimiento. Ha sabido resistir las dificultades, superar crisis internas y mantenerse fiel a sus principios, incluso cuando otros optaron por la vía fácil del acomodo institucional. A lo largo de este tiempo, ha estado presente en las luchas sociales, en la defensa de los derechos del pueblo trabajador, en la articulación con sectores populares y en la formación de nuevas generaciones de militantes comprometidos. Más que una trayectoria de poder, ha sido una historia de coherencia.
Actualidad y desafío
A 45 años de su fundación, el partido no ha perdido vigencia. Al contrario, en un tiempo marcado por el descrédito de la política, por el avance de proyectos autoritarios y por la transformación del capitalismo global, el partido se reafirma como un proyecto necesario. Sus principios siguen guiando una práctica que busca construir poder popular, transformar la cultura dominante y luchar por una sociedad verdaderamente justa y libre.
Recordar la fundación del partido no es solo un acto de memoria, es una reafirmación política. Es declarar que la historia sigue abierta, que el proyecto emancipador no ha sido clausurado y que, como hace 45 años, hay hombres y mujeres dispuestos a luchar por lo que parece imposible.