Gazcue será el epicentro donde el Frente Amplio como parte de la izquierda dominicana enfrenta la urgencia de reinventarse en un mundo convulso.
En el convulsionado escenario internacional que define nuestro tiempo, la V Convención Nacional del Frente Amplio no es un simple acto de formalidad partidaria, sino un momento político de vital importancia para la izquierda dominicana. En medio de guerras que parecen interminables, crisis climática acelerada y la ofensiva global de la ultraderecha, la convención que se celebrará este 15 de junio en Gazcue debe ser entendida como mucho más que una elección interna: es una oportunidad para repensar el papel del Frente Amplio en la historia reciente del país y en el futuro inmediato.
La política dominicana, marcada por la persistencia de la desigualdad y la exclusión, no puede desligarse de los grandes movimientos que sacuden el planeta. Desde el alza de los precios y la precarización del trabajo hasta las luchas por la justicia ambiental y la democracia real, los desafíos locales están indisolublemente ligados a la dinámica global. La convención llega en un momento en que el mundo parece fracturarse en bloques cada vez más hostiles y donde la izquierda debe levantar una bandera que articule las demandas de los sectores populares con una visión estratégica que trascienda el corto plazo.
La renovación estatutaria que se propone es, por lo tanto, mucho más que un ajuste burocrático. Es la búsqueda de un partido capaz de ser flexible y resistente, que combine tradición y modernidad, que impulse la participación directa y transparente y que se abra a las nuevas formas de organización política que surgen de las redes sociales y las luchas territoriales.
Por otro lado, la convención debe enfrentar con claridad la crisis que afecta a la economía dominicana, donde el espejismo del crecimiento esconde el deterioro real de las condiciones de vida, la dependencia de las remesas y la amenaza del extractivismo disfrazado de “verde”. No hay soberanía posible si no se aborda la raíz de estas contradicciones con audacia y propuestas concretas.
Finalmente, el relevo en la dirección del Frente Amplio debe ser un paso hacia la construcción de un liderazgo colectivo, plural y renovado, capaz de conectar con las nuevas generaciones y de disputar las narrativas en el terreno digital, sin perder la fuerza del trabajo de base en los barrios, municipios y comunidades.
En definitiva, la V Convención Nacional se presenta como un punto de inflexión: la izquierda dominicana tiene ante sí la tarea de construir un proyecto político que sea capaz de resistir y transformar, de ser la voz de quienes el sistema invisibiliza y de ofrecer alternativas reales en un mundo que parece cada vez más fragmentado y desigual.
Gazcue, con sus contradicciones y su historia, será testigo y escenario de este esfuerzo. Que esta convención sea el inicio de un camino de unidad y lucha para enfrentar los tiempos difíciles que nos esperan.