Por Ángel R. Veras Aybar
Desde la derrota de Estados Unidos en Vietnam del Sur nadie discute la realidad expresada en el fin de esa agresión y sobre el particular se ha establecido, lo que sigue, “Más allá de las bajas militares y el costo económico, la derrota tuvo profundas consecuencias psicológicas y sociales en Estados Unidos, marcando el fin de la era de la invencibilidad y generando un profundo debate sobre la política exterior y el papel de Estados Unidos en el mundo”.
La cita anterior constituye una radiografía sobre el rol que toca a Estados Unidos como poder imperial en decadencia y de cómo las subsiguientes derrotas han venido a confirmar la percepción mundial en materia de poder hegemónico.
Al parecer la caída de un imperio tiende a guardar cierta similitud con la muerte de los humanos, desde luego que manteniendo las diferencias entre un ser humano y un ente expresado vía representantes o mandatarios. El Dr. Manuel Sans Segarra, médico cirujano e investigador español, el cual ha dedicado parte de accionar a investigar la supraconciencia y las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Para este galeno, a los humanos nos abordan tres fases en el periodo cercano a la llegada de La Parca o La Pelona, ellas son: 1/ Desconexión del Neocortex o muy específicamente de perdida de la conciencia o elementos cognitivos; 2/ Un estado de momento límbico, es decir de agitación inquietudes, malestar, etc. y 3/ Al final de la vida aparece una especie de inhibición cerebral o dicho de otra manera el metabolismo y la respiración tienden a desaparecer y ahí llega el final.
Alguien se preguntara; si a Estados Unidos les ha llegado La Parca o Pelona, nosotros decimos que aunque el imperio del norte sigue vivo, el mismo tiene grandes síntomas de mortandad. No repetiré la experiencia de Vietnam que podría ser el comienzo de la pérdida de conciencia o su desconexión del neocortex; pero la forma de criminalidad con que actuaron en esa zona de Indochina fue un reflejo de sus andanzas de desenfreno mental.
El ataque contra las instalaciones nucleares de Irán no solo constituye una afrenta contra ese país; sino contra toda la humanidad; incluyendo su propio pueblo estadounidense. Esa agresión a un pueblo soberano que ha manifestado que está manejando un sistema de energía solo con fines pacíficos y que eso ha sido comprobado por los técnicos de la Oficina Internacional de Energía Atómica OIEA; pero ocurre que tanto Estados Unidos así como Israel siguen insistiendo en que Irán está preparando una bomba atómica según ellos con la finalidad de destruir a Israel o al sionismo.
La verdad del ataque está dada en el hecho de que Estados Unidos pretende dar muestras de cierta fortaleza ante los fracasos en Irak, Afganistán, Yemen, perdida de la influencia en Arabia Saudita, entre otras áreas del Medio Oriente. A lo anterior se suma el elemento básico de los objetivos estadounidenses lo cual consiste en la búsqueda del dominio de mercados y la extracción de petróleo en esa zona; todo lo cual ocurre además; ante la pujanza de chinos y rusos en sus relaciones con Irán, Turquía y la misma Arabia Saudí.
La mención a la casi existencia de arma de destrucción masiva es una repetición del guion utilizado contra Irak y Sadam Hussein entre 1991 y 2003. De ahí que tanto los rusos como los chinos y otros actores de la región han comenzado a no comerse el mismo caramelo gringo y han insistido en que los Estados Unidos e Israel deben poner fin a sus agresiones y respetar tanto la Carta de la ONU en materia de No Intervención; así como el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, este último tratado ha sido tomado como pretexto para agredir a Irán.
Ya hemos visto los síntomas del moribundo o del enfermo en gravedad, aunque desde luego que aquí se trata de un enfermo en capacidad de dar grandes golpes a sus adversarios, no reconocer esa realidad es caer en la pasión y subestimar la capacidad de un imperio con mucho poder.
En el caso que nos ocupa, la fiera está herida, pero no moriría en lo inmediato; sus síntomas están presentes y pueden observarse en cuestiones como: las derrotas ya señaladas, la poca capacidad de mantener por largo tiempo los territorios ocupados; salvo Puerto Rico, los escándalos continuos con Watergate y la renuncia de Richard Nixon a la Presidencia en 1974, el intento de asesinato a Ronald Reagan, situación de amenaza de juicio político contra Bill Clinton por caso de la pasante Mónica Lewinsky , el fraude contra Al Gore en el Estado de Florida por parte de W Bush; la constante discriminación contra la pareja presidencial negra de los Obama; las reclamaciones de Donald Trump sobre un supuesto fraude en las elecciones del 2020 y el asalto al Capitolio con varios muertos, heridos y cientos de detenidos.
A lo anterior se pueden sumar: la libertad por indulto de los presos por el asalto, el indulto de Joe Baden a su hijo, los dos intentos de muerte contra Trump en plena campaña electoral; la retirada de Joe Baden del escenario por graves evidencias de perdida de la conciencia; la solicitud de Trump en el sentido de que Ucrania le devuelva quintuplicado en tierras raras lo que era una supuesta ayuda de guerra; la guerra arancelaria de Trump y sus retrocesos en la misma; las aventuras sobre las anexiones de Groenlandia y Canadá; entre muchas otras evidencias de debilidad imperial y no debe dejarse de mencionar los choques entre la población y las fuerzas armadas por el rechazo a las deportaciones ilegales, a lo que se suma la actitud firme y casi secesionista del Estado de California contra tales medidas.
Como una forma de buscar cierta comparación entre las caídas de grandes imperios, indagamos sobre las últimas acciones ejecutadas por el Imperio Romano de Occidente y en la Enciclopedia Wikipedia leemos lo que sigue; “Los últimos pasos del Imperio Romano de Occidente se caracterizaron por su división, crisis internas, invasiones bárbaras y la caída final del Imperio Romano de Occidente en 476 d.C. El Imperio Romano de Oriente, conocido como Imperio Bizantino, continuó existiendo hasta 1453”.
Así sucumbió el Imperio Romano de Occidente, quedando en pie la parte oriental o Imperio Bizantino. Hasta donde llegara el estadounidense con síntomas muy parecidos a los del romano occidental, esto así porque se verifican divisiones, crisis internas, invasiones suyas para salir derrotados, escándalos permanentes y muchos otros factores que nos dicen que independiente de la fuerza que todavía pueda exhibir; Estados Unidos está muy debilitado e imposibilitado de mantener su hegemonía, máxime si tomamos en cuenta que no está solo en el escenario mundial; sino que hay otros actores que lo superan en el plano económico y compiten en lo militar.
La realidad nos dice que no obstante los Estados Unidos aparentar estar jugando solos en el estadio, sus adversarios entrarán en acción y le harán pasar un muy mal momento, debido a que las experiencias de Afganistán, Somalia, Siria, Libia, Yugoslavia han venido a enseñarle a ellos que si se descuidan; la fiera herida puede darle un zarpazo mortal y hasta reanimarse. Por suerte ocurre que la actual coyuntura mundial no es favorable a la arrogancia estadounidense y que el bloque que lo adversa es superior en la mayoría de los aspectos que inciden dentro de una confrontación bélica y aunque estén favorecidos por las entelequias internacionales con la ONU a la cabeza, de lo que se trata ahora no es si están cumpliendo las reglas; sino que el asunto consiste en medir fuerzas y aquí el enfermo imperio norteamericano lleva la de perder.
En fin; el ataque a Irán es una acción no solo de violación a las normas del Derecho Internacional Público, en materia de No Intervención o No Agresión; sino que el mismo se evidencia como un gesto de desesperación ; propio de la fiera herida que no quiere morir. Sobra decir que los pueblos del mundo deben levantarse para rechazar esta barbaridad cometida por Estados Unidos y su Perro; el Estado Sionista de Israel.
