En el día a día, las personas que viven de su trabajo deben enfrentarse a una situación verdaderamente trágica: cada vez son más caros los productos que son esenciales para la vida diaria, especialmente los alimentos, el servicio de electricidad, los combustibles, los artículos para el hogar y las medicinas que, combinado con los bajos salarios que reciben, resulta ser una combinación mortal.
El gobierno y algunos economistas que lo apoyan explican el aumento del costo de la vida diciendo que se debe al aumento de los precios de producción y a las importaciones debido al alza del dólar, además de los cambios estacionales en algunos productos agrícolas. En otras oportunidades, se ha señalado a la inflación y a la relación entre oferta y demanda como los responsables del alza. Parecería que, según estas personalidades, el incremento de los precios se debe a razones naturales, perpetuas, ante las cuales es poco lo que se puede hacer, que solo cuando se disparan más allá de lo esperado o la presión social los intimida, se combate estas alzas con importaciones y mercados de productos, las que solo salvan el momento y dejan intacta la situación que provoca el alza de los precios.
Pero, falta por contar. La realidad es que el país produce poco. Prefiere comprar que producir. Razón por la cual el mayor porcentaje de trabajadores se ubica en el sector servicios y es precisamente este rubro el que más aporta al PIB del país, con un crecimiento de un 5.5 %, según el Banco Central. Al no haber un volumen alto de producción, sobre todo por el limitado desarrollo de las fuerzas productivas, el costo de la unidad de producción es alto y, por tanto, su precio será elevado.
Otro punto que ayuda a explicar el alza del costo de la vida. La carga de las importaciones es alta y creciente. En relación al 2023, el valor de las importaciones en el 2024 creció un 4.4 %. En lo que va del año, el crecimiento, respecto al mismo período del 2024, es del 1.25 %. El déficit de cuenta corriente (la relación entre lo que vendemos y compramos) es negativo, que, para el 2024, significó un 3.4 % del PIB, con un déficit promedio anual de US $ 498.27 millones de dólares. Entre los productos de mayor importación se incluyen alimentos como las carnes, legumbres, verduras, pescados y mariscos, muchos producidos en el país, incluso. El comprar más de lo que vendemos coloca al país ante variables económicas externas que provocan alza de los precios.
La explicación ante el alza de los precios es diferente a la oficial. Las intervenciones para su control son otras. Urge incrementar la producción de riquezas y la participación en la economía de más personas. Implica proteger la producción que suma a la economía o que tenga potencial para ello, pero, también, es necesario crear nuevas formas de relaciones de producción tipo asociaciones públicas-comunitarias, empresas cooperativas y asociativas, por ejemplo. Y un tema muy relevante, para reducir el impacto del alto costo de la vida, es incrementar los salarios, tanto para impulsar un mercado importante de consumidores como para que pueda provocar una mejor calidad de vida para los grupos sociales que viven de su trabajo.
El argumento de la falta de recursos no es válido, sobre todo que, cada año, la diferencia entre los beneficios del empresariado y lo percibido por quienes trabajan es cada vez mayor. Hay más explotación. Presionar para aumentar los salarios y reducir el costo de la vida es la política a seguir. ¡Adelante!