Sí, la izquierda se mueve y de forma contundente. El pasado 27 de abril, en el marco de la conmemoración de los 60 años de la guerra patria del 1965, en un ejemplo de unidad de acción, cientos de personas marcharon desde la Plaza La Trinitaria hasta la estatua de Caamaño en la zona colonial, manifestando su decisión de combatir igual que en abril, por una patria soberana y libre, siguiendo el ideal de Duarte y los Trinitarios, de Luperón, de la raza inmortal del 14 de junio, de Caamaño, Amín y el Moreno.
Como era de esperarse, la derecha reaccionó como siempre lo ha hecho. Bajo los ideales de los traidores de la patria como Santana, Trujillo y el CEFA, que, sin vacilación, no dudaron en anexar el país a una nación extranjera, perseguir a los padres de la patria, apoyar al invasor, tanto en el 1916 como en el 1965, asesinar y desaparecer a cientos y cientos de dominicanos, así como entregar nuestras riquezas y territorios a empresas extranjeras arrebatados a familias y al pueblo dominicano, se trazaron el propósito de que esa marcha no se lograra. Y fracasaron.
Tan pronto se anunció la actividad, temerosos de su éxito, lanzaron una gran campaña de desinformación, de calumnias y amenazas para tratar de evitar que se realizara, deseo expresado públicamente por los mismos politiqueros de siempre, antes al servicio de la dictadura y del balaguerismo, fundamentados en el odio y el deseo de convertirnos en vasallos de un gobierno extranjero que, cuando no la detuvieron, pasaron a difamarla y amenazarla con impedirla a toda costa, para lo cual llevaron a cabo una campaña de desinformación acusando de ser una marcha pro haitiana y que profanarían el altar de la Patria. Puras mentiras. Para estos mismos fines, prepararon una tropa de choque que no llegaba a las doscientas personas que, cuando vieron la enorme columna que la marcha de las izquierdas había acumulado, huyeron sin rumbo fijo, con la cabeza baja, con miedo y odio, no sin antes dejar un reducto que acosó, persiguió y agredió a personas que, finalizada la marcha, retornaban a sus vehículos y sus casas, con el orgullo del deber cumplido. Qué cobardes.
La derecha tiene sus propósitos y planes: negar lo poco que ha avanzado nuestra democracia, instaurar una dictadura que reprima y reste derechos a las clases trabajadoras, igual que la de Trujillo y Hitler, figuras que exhiben en sus pancartas, que permita la degradación de nuestras riquezas ambientales y entregar nuestras riquezas y soberanía a una potencia extranjera. Para ello, pretenden crear nuevos relatos sobre Trujillo sobre bases falsas, culpar a los migrantes de nuestros males para perseguirlos con odio y ejercer el monopolio de la movilización y de la acción política por medios violentos, con la complicidad, por omisión o comisión, del gobierno.
La izquierda ha enfrentado retos mayores. Ha decidido echar a andar por una patria libre y soberana. Estos nuevos palaros, esta nueva banda colora, no podrá detenerlos. Les responderemos en las mismas circunstancias en que nos enfrenten. No pasarán. ¡Adelante!