SANTO DOMINGO. Es risible el argumento de supuesta persecución del narcotráfico, invocado por el gobierno norteamericano para justificar el chantaje militar que exhibe contra Venezuela.
Estados Unidos constituye uno de los principales mercados nivel mundial con el 2.4 % del total de su población convertida en consumidores. Si el mercado existe es porque las elites políticas y económicas de ese país, están interesadas en su continuidad.
La agresión contra Venezuela bajo subterfugio de combatir el tráfico de drogas, recuerda a la gente sensata toda la experiencia en que Estados Unidos mediante discursos de “doble moral”. escudó sus pérfidos objetivos contra los pueblos en América Latina y todo el mundo.
Esa fanfarronería militarista del gobierno Trump no solo es contra Venezuela, es un intento de intimidación contra todo pueblo que ose asumir posición insumisa o digna, coherente con su soberanía e intereses nacionales legítimos.
Por todas esas razones, se equivocan quienes contemporicen con la política agresiva de EE. UU. tragando el discurso pro democracia y anti-droga gringo que es una pose más en la estrategia de control y dominación del imperialismo norteamericano en AL y el Caribe.
La farsa pro DDHH de todos los gobiernos norteamericanos, incluido el actual, se confirma con una leve mirada a cualquier coyuntura decisiva en que los pueblos latinoamericanos y caribeños han intentado tomar el futuro en sus manos. Una cadena de golpes de estado e intervenciones militares fue la respuesta: República Dominicana en abril de 1965; Haití y el golpe de estado al primer gobierno de Aristide en 1991 con apenas 8 meses electo; Chile de Allende en 1973; Guatemala y Jacobo Arbenz 1954; en Grenada propiciaron desestabilización y anarquía del gobierno nacionalista de Mauricio Bichop, su asesinato para justificar la ocupación militar en 1983.
Esos son ejemplos suficientes para ubicar la actual agresión contra Venezuela como parte del proyecto de recolonización llevado a cabo por EE. UU. contra los pueblos y naciones en una región que siempre consideró “su patio trasero”.
Con base en esas verdades, el Partido Comunista del Trabajo rechaza la nueva agresión contra Venezuela y llama a todos los sectores democráticos expresar su solidaridad con un pueblo hermano agredido.
Firmado,
El Secretariado del Comité Central del PCT.