Por Marta Mateo
En la República Dominicana, la mujer rural constituye un sector históricamente marginado por las políticas públicas y excluido de los beneficios del desarrollo económico. A pesar de su papel esencial en la producción agrícola, la seguridad alimentaria, el trabajo comunitario y el sostenimiento del hogar, el modelo económico neoliberal, el abandono del campo y la concentración de la tierra han profundizado su situación de desigualdad. Por las condiciones en que vive la mujer rural dominicana se propone acciones desde una perspectiva de justicia social y transformación estructural.
Tras el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba impulsó profundas reformas sociales que beneficiaron a las mujeres rurales:
Contexto Social y Económico
En nuestro país, más del 30% de la población vive en zonas rurales, y las mujeres rurales representan una parte significativa de esta población. Sin embargo, su aporte al desarrollo económico y social sigue siendo invisibilizado y precarizado. El modelo agroexportador ha beneficiado históricamente a las grandes empresas y a los terratenientes, mientras ha relegado a la
A pesar de las dificultades, las mujeres rurales dominicanas han resistido organizándose en cooperativas, asociaciones campesinas y movimientos sociales. Han reclamado su derecho a la tierra, al crédito justo, a la formación técnica y al reconocimiento de su voz en las decisiones comunitarias. Son protagonistas silenciosas de la lucha por la soberanía alimentaria, la dignidad campesina y el feminismo popular.
Conclusión
La situación de la mujer rural dominicana es el resultado de un sistema que privilegia el capital sobre la vida, que invisibiliza el trabajo de las mujeres y que reproduce estructuras patriarcales y clasistas. Transformar esta realidad exige voluntad política, organización popular y una visión radicalmente diferente del desarrollo: una que ponga la vida en el centro, que defienda los derechos de quienes producen la comida con sus manos, y que apueste por una sociedad verdaderamente justa, igualitaria y soberana.
No obstante, es necesario continuar profundizando políticas que garanticen una igualdad sustantiva, eliminando toda forma de discriminación y machismo aún presente. Apostar por la mujer del campo es apostar por el futuro justo, sostenible y soberano.
s mujeres campesinas a condiciones de pobreza, exclusión y subordinación.
Principales Problemáticas
- Desigualdad en el acceso a la Tierra. Menos del 12% de las mujeres rurales son propietarias de tierra.
- Precarización del trabajo: La mayoría trabaja sin salario ni seguridad social.
- Falta de acceso a servicios públicos de calidad: Servicios como salud y educación son deficientes.
- Violencia estructural y de género: Enfrentan violencia con escaso acceso a justicia.
- Exclusión de la participación política: Subrepresentadas en espacios de poder.
Resistencia y Organizacion Popular